RSS

Al otro lado de la pared (KAISOO)

21 Oct

EXO-Kai-exo-k-32013292-986-610

Título: Al otro lado de la pared

Autora(s): Sensei y Té verde

Fandom: EXO

Personajes: Kai, Kyungsoo, Lay y Suho

Nº de palabras:12.418

Clasificación: G-13

Resumen: D.O. y Kai son vecinos de toda la vida y estudiantes del mismo instituto. La atracción es mutua pero no son capaces de dirigirse la palabra el uno al otro. Su vida da un cambio radical desde que empiezan a coincidir en varias ocasiones. Entre el amor y el odio hay una delgada línea y estos chicos andan huyendo del uno del otro y al mismo tiempo buscándose. ¿Es posible que las tonterías tengan un final? Si quieres saberlo sigue leyendo 😀

Advertencias: Erotismo, algunas palabras malsonantes, yaoi…

Nota: [D.O POV] y [KAI POV] sirven para distinguir los puntos de vista, pensamientos etc de los protagonistas. Esperamos que os guste nuestra primera historia juntas, y como debut de nuestra ultima adquisición: TÉ VERDE! XD

*********************************************************************************************************************************************

 

[D.O. POV]

Kai. Kai. Kai… Arghh  ¡Sal de mi cabeza!

Hola, me llamo Do Kyungsoo pero todo el mundo me llama D.O. Tengo 17 años y todavía estoy en el instituto. Soy el número uno en mi clase y también estoy en el club de canto. Me gusta cantar y me considero bueno haciéndolo. También soy bueno cocinando pero eso sólo lo sé yo. En casa vivo prácticamente solo, mi hermano se ha ido a la universidad y mis padres pasan la mayor parte del tiempo trabajando o haciendo viajes de negocios. Soy limpio y ordenado. Soy el típico chico tímido e introvertido. Mi apariencia no ayuda mucho. Soy algo bajito, ni delgado ni gordo. Mi piel es muy pálida contrastando con mi cabello oscuro. Tengo los ojos demasiado grandes y labios demasiado gruesos para mi gusto. Soy el típico empollón de la clase que pasa desapercibido por todos.

Os preguntareis quien es Kai, ¿verdad? Él va a mi instituto y es todo lo contrario a mí. Kim JongIn, 16 años. Está en el club de baile y es muy popular. Es alto, tez morena y un gran cuerpo producto de tanta práctica bailando. Pelo castaño oscuro, ojos oscuros como la noche y del tamaño perfecto, una nariz pequeña y recta y unos labios gruesos y apetecibles. ¡Ah! Y también es mi vecino, el mismo que ahora golpea contra la pared de mi habitación mientras hace gemir a alguna pobre chica que ha caído en sus redes.

Pero a quién quiero engañar… me gustaría ser esa chica.

Todo empezó hace un par de semanas. Mi vida estaba perfectamente en orden y completamente al margen de Kim JongIn hasta aquel día. Para el próximo festival escolar fusionaron los clubs de canto y de baile para el espectáculo. Cada miembro del club de canto iba a cantar un solo y así mismo pasaba en el club de baile y los líderes de ambos clubs decidieron juntarnos: uno cantaba y el otro bailaba. Y adivinad con quién me tocó. Exacto, con Kai.

Ese día fue en el que mi ordenado mundo quedó patas arriba. En el mismo momento en que lo vi bailar. Desde que nos juntaron como pareja para el performance. La mejor voz y el mejor bailarín dijeron ellos y en parte estoy de acuerdo: Kai, sin lugar a dudas, es el mejor bailarín que haya visto jamás. Desde ese día no puedo dejar de pensar en él, en cómo se mueve, cómo se ve su cuerpo sudado tras tanto bailar… Siempre estoy ansiando continuamente que llegue la hora de ensayar para poder verlo.

Pero, ¿qué puede esperar alguien como yo? Nada. A pesar de pasar una hora diaria juntos en estas dos semanas pasadas él ni siquiera me dirige la palabra sólo si es algo relacionado con la actuación. Apenas me mira y cuando lo hace es como si estuviera viendo una simple silla. Así soy a sus ojos, una simple pieza del mobiliario. Alguien que nunca podrá estar a su altura, que nunca se podrá equiparar al gran Kim JongIn, el chico más guapo, popular y deseado de la escuela.

[KAI POV]

 

Esto no es suficiente. Nunca lo es. Cielos… creo que no voy a poder continuar durante más tiempo… Ah… aguanta JongIn… aguanta un poco más…

¡Arg! acabo de soltar mi último latigazo de fuerza y me desplomo a un lado de la cama junto a esa chica que parece estar igual de extenuada que yo tras haber compartido una hora de sexo salvaje. Mi respiración poco a poco se ralentiza, el sudor en mis caderas y mi pecho me da frío y me tapo como puedo con la manta, ignorando que hay alguien a mi lado que también puede sentir frío. Ese soy yo, un chico que vuelve locas a muchas chicas. Un donjuán desesperado que busca el sentido de su existencia en dos cosas: el baile y la cama.

 

¿Qué significa el baile para mí? La perfecta ecuación en la ejecución de los movimientos, el sofisticado detalle de pies y manos, los impulsos en cada fibra y músculo de mi cuerpo. Amo el baile, lo amo con todo mi ser. De hecho, es una parte de mí. Sin el baile no podría ser yo mismo.

¿Pero qué hay de todo lo demás? Realmente nada. La chica que está a mi lado acaba de recostarse e intenta abrazarme. No, lo siento pero eso sí que no.

Raudo me incorporo y me pongo los calzoncillos y seguido de eso, van mis pantalones.

 

—¿Tienes que ir a algún sitio? —me pregunta inquieta, como una niña perdida.

 

—Sí, tengo que irme a entrenar así que… por favor arréglate rápido y al salir cierra con fuerza la puerta. Siempre se queda entreabierta de lo contrario. —no le doy tiempo a decir nada más. Ya estoy metido en el baño. Una vez he terminado de asearme y me cambio de ropa oigo a lo lejos un brusco portazo.

 

Respiro tranquilo y plenamente. Por fin se ha largado.

 

Con un suspiro tomo mi bolsa de deporte y salgo a la calle no sin antes asomarme a mi terraza. Perfecto. Ella ya debe de andar lejos.

 

Con buen ritmo emprendo el camino de siempre. Salgo por el portal, paso al lado de todos esos árboles recubiertos de moho que todos los días me saludan, cruzo la carretera pero algo novedoso voy a hacer. Esto ocurre desde hace poco tiempo y me refiero a que me detengo a pocos metros de mi apartamento solo para darme la vuelta y mirar hacia arriba, donde mi casa es contigua a la de un compañero de clase.

 

Do Kyungsoo

No puedo evitar sonreír. Este chico es especial, demasiado tímido, demasiado callado…

 

Demasiado atractivo desde que aquella maldita casualidad cruzó nuestros caminos y toda mi rutina se ha ido al garete por su culpa. Mi gran y asidua costumbre de vivir del baile y las chicas antes tenía sentido pero después de conocerle…

 

Todo eso ha cambiado.

 

No entiendo muy bien porqué pero su rostro, sus labios y su mirada se clavan en mi memoria cada vez que estoy con alguna chica y entonces… no puedo rendir. Simplemente no puedo concentrarme. Y lo mismo con el baile…

 

Mi último consuelo es pensar que esto se me pasará pero… ya han transcurrido varias semanas y nada. Sigo sin poder tan siquiera mantenerle la mirada o aguantarlo cerca mío. Es como repulsión y atracción al mismo tiempo.

 

Yo soy muy hombre para estar pasando por esta pesadilla y me niego a convertirme en un marica. Eso sí que no, no señor. ¡Me voy a entrenar, joder!

[D.O. POV]

 

Y se vuelve a ir. Siempre es igual, todas las tardes lo mismo. Se folla a alguna chica, nada más acabar esta sale dando un portazo y poco después se va él. Me asomo a la ventana y le veo alejarse, se detiene un momento y se da la vuelta mirando hacia aquí. Aunque sé que está muy lejos y no puede verme mi corazón comienza a latir más rápido sin mi permiso. Esto no puede seguir así. Tengo que hacer algo.

 

Me alejo de la ventana y me siento en el sofá pensando cómo puedo acercarme a él. Lo único que Kai hace es bailar o salir con chicas. Obviamente la segunda opción queda descartada para mí, no soy lo suficiente atractivo para ir a ligar chicas con él, además de que no soportaría verlo con otra delante de mí; tampoco pienso disfrazarme de chica para acercarme a él así que sólo queda la primera opción: el baile.

 

Es algo irónico que me esté siquiera planteando el apuntarme a baile pero es la única solución que se me ha ocurrido. Quizás si comienzo a bailar tengamos algo en común, podríamos ser buenos compañeros o incluso amigos, con eso ya sería feliz.

 

* * *

 

Sólo espero que mi clásica torpeza me dé una tregua y no me haga quedar mal durante la clase. Me costó un poco entrar, pero gracias a mi amigo Lay que hablo con el profesor me dejaron inscribir.

 

Y aquí estoy ahora frente a la gran puerta que da acceso a la clase. Ya vine cambiado desde casa así que me salte la parada por los vestuarios.

 

Estoy nervioso, muy nervioso. En qué momento se me ocurrió esta increíble locura. ¿Yo bailar? ¡Por favor Do Kyungsoo, ni siquiera eres capaz de mover más de una extremidad a la vez! ¿Qué he hecho? Pero ya no hay marcha atrás, Lay me ha visto a través del cristal de la puerta y me hace señas para que entre.

 

Lentamente suspiro antes de afianzar la correa de mi mochila y abrir la puerta. Dejo la mochila junto a la pared al final de la sala mientras veo a Lay correr hacia mí.

 

—¡Kyungsoonie! —grita antes de abalanzarse sobre mí dándome un gran abrazo— Pensé que te habrías echado atrás.

 

—Lay… no puedo respirar —digo consiguiendo que me suelte. Él siempre es así de expresivo con todo el mundo pero a mí todavía me cuesta acostumbrarme. Me siento incómodo cuando invaden mi espacio personal y sobre todo con el contacto físico.

 

—Oh lo siento. Es sólo que estoy muy emocionado de que estés aquí —dice soltándome y tomándome una mano para después arrastrarme al centro de la sala junto a él—. La clase está a punto de comenzar. Puedes quedarte a mi lado, yo te guiaré —dice con una deslumbrante sonrisa.

 

Tal como ha dicho, el profesor de baile entra al aula y comienza la clase sin dar tiempo a nada más. Como imagine, apuntarme a la clase de baile no parece una buena idea. Sólo llevan un minuto bailando y no puedo seguirles. Al menos no me he caído, por ahora.

[KAI POV]

 

Siempre suelo ser una persona muy activa y al mismo tiempo estoy concentrado pensando y dándole vueltas a muchas cosas. Eso es una característica mía y luego siempre suelo ser muy puntual, especialmente para las clases de baile. Sin embargo últimamente este estúpido pensamiento con el patético D.O. no me abandona y me doy cuenta demasiado tarde cuando ya he pasado un buen rato pensando en él…

 

Y hoy encima llego tarde a la clase de baile. ¿¡Pero qué me ocurre?!

 

—¡Uuuff! —resoplo tras salir de mi última clase y me dirijo derechito al estudio de baile.

 

Menos mal que esta es una asignatura donde podré desconectar por completo, donde no habrá un D.O. que me atormente, donde perfectamente podré enfocarme en moverme y sentirme cómodo con mí alrededor y ser yo mismo. Estoy abriendo la puerta y de repente mi cara debe ser una gran cara de póker fusionada con una de WHAT THE F* cuando mis ojos se encuentran mirando al maldito bastardo de D.O. bailando o al menos eso intenta. Más bien parece un pato mareado después de haberse montado en una montaña rusa. A su lado está Lay que parece estar ayudándolo y por partida doble recibiendo pisotones de D.O. ¿Pero qué está ocurriendo aquí? ¿Alguien me puede explicar qué es esto?

 

Desde el momento en que me concentro en la canción intento ignorar a D.O. pero no ha sido más que volver a mirarle y que el haga lo mismo, para que de repente el tío se desparrame en el suelo. Un pato, señores, eso es un pato mareado desplomándose.

 

La clase sigue adelante, D.O. es ayudado por Lay bajo mi atenta mirada que no dudo en apartar cuando D.O. parece percatarse de que lo he visto darse el batacazo de su vida. Vaya, parece no estar bien, ¿está cojeando? ¿En serio? Ey… se va… ¡se va de la clase! ¡Y con Lay arrimando su hombro!

 

Un momento, ¿por qué estoy pendiente de lo que ese tarugo haga con el otro menos tarugo?!! ¡¡Eso me importa bien poco!! ¡Yo lo que tengo que hacer es bailar!

 

* * *

 

La clase ya ha terminado. D.O. y Lay no han vuelto. Apenas me acuerdo de ellos, me dedico a recoger mis cosas y me dirijo hacia los vestuarios. He tardado un poco más porque me quede hablando con el profesor en la cafetería. ¡Uff…! Cuando llegue a las duchas va a estar todo hecho un desastre… aunque bueno, al menos estaré solo.

 

Me quito los auriculares mientras empujo la puerta metálica y entro a los vestuarios. Todo parece tranquilo hasta que escucho a lo lejos dos voces familiares.

 

Como si fuera un ninja, o estuviera en el ejército durante una prueba para ver lo sigiloso que puedo llegar a ser, me dirijo hacia el foco del ruido y asomo levemente la nariz y un ojo tras una taquilla y ¿quién está ahí? Son D.O. y Lay. Pero lo mejor está aún por suceder.

 

—D.O.… por favor, no me tomes en broma… no estoy de coña… lo que te acabo de decir es en serio, desde hace mucho tiempo siento algo por ti muy especial y no se trata solo de amistad… es algo más y… la verdad, no puedo reprimirlo más tiempo… —no ha terminado de decir esto cuando Lay ya se ha echado sobre D.O. y lo besa en la boca. ¡EN LA BOCA!

 

¡OH DIOS, DIOS MIO! ¡DIOS QUÉ GAY! ¡DEMASIADO GAY! PERO… ¿¡QUÉ ES ESTO?!

 

Me escabullo con tan mala suerte que mis tenis suenan como el demonio. Toso nervioso y continuo con mi ruidosa escapada hacia las duchas y espero que ninguno tenga intención de ducharse. Ya empecé mi ducha y casi no sé qué hago. Me intento relajar, respiro hondo, ¡¿por qué diablos estoy tan nervioso?!

 

No he terminado de enjabonarme cuando la puerta se abre y entra D.O. llevando sólo una toalla en la cintura, no me mira, sus ojos están clavados en el suelo. Yo me giro como articulado por unas manos invisibles y con la respiración contenida me dispongo a enjuagarme veloz como el rayo. Voy a coger mi toalla y salir, salir lo antes posible aunque chorree como las cataratas del Niágara. Sin embargo, no tardo en comprobar que la suerte no está de mi parte hoy.

 

—Kai… espera… —D.O. no ha abierto aún el grifo, sigue con su toalla a la cintura, igual que yo, parece que me quiere decir algo, yo sinceramente no quiero escuchar nada.

 

—¡No tienes porqué explicarme nada! ¡Yo no he visto Na…A DAAAH!!! —mis pies resbalan y me caigo hacia un lado con tal acierto que me llevo a D.O. por delante y quedamos tirados en el suelo en una horrible y embarazosa posición. Mi espalda ha terminado contra el suelo y cerca de la pared, mis piernas están abiertas y la toalla se fue a tomar viento. D.O. por su parte está entre mis piernas, su cabeza, con la barbilla apoyada en el mojado suelo, mira directamente a mi pequeño Kai.

 

No sé a dónde mirar. Miró a todos lados en busca de apoyo y entonces concentro mi mirada en los ojos abiertos como platos de D.O. que miran a mi pequeño Kai.

 

—¡JODER, DEJA DE MIRARME! —chillo histérico. D.O. parece volver de su embobamiento y rueda a un lado y se recoloca la toalla que se le había resbalado ofreciéndome una vista de su culo tan blanco como el mío, supongo.

 

¡¡¡No, yo no supongo nada, yo me voy a mi casa a dormir durante una semana!!! ¡¡¡Ahhhh cama trágame para siempre!!! Pienso a gritos mientras escapo de las duchas sintiendo cierta contusión en mi cadera por la caída.

 

¡¡Nnnhg!! ¡Maldito D.O.!

[D.O. POV]

 

—D.O., por favor, no me tomes en broma… no estoy de coña. Lo que te acabo de decir es en serio, desde hace mucho tiempo siento algo por ti muy especial y no se trata solo de amistad… es algo más y… la verdad, no puedo reprimirlo más tiempo… —confiesa Lay antes de moverse rápido y comenzar a besarme.

 

Estaba tan sorprendido que no era consciente de lo que estaba pasando hasta que escucho un ruido y Lay rompe el beso, el cual yo no había siquiera correspondido.

 

—Y-yo, l-lo siento. Lo siento, hyung. Pero no puedo quererte… de esa forma-t-tan solo como amigos… eh… —digo nervioso y haciendo una reverencia de más de 90º grados a modo de disculpa— Y-yo…

 

—Ya te interesa alguien, ¿no es así? —pregunta triste dejándome sorprendido.

 

—Sí, ya me gusta alguien… Nunca pensé que tendrías estos sentimientos por mí. Siempre te vi como un buen amigo. Y-yo no…

 

—Tranquilo, Kyungsoonie. Hagamos una cosa, olvidemos todo lo que he dicho y sigamos como hasta ahora, ¿vale? Lo que menos quiero es estropear nuestra amistad —dice Lay intentado ocultar su tristeza. Asiento levemente con la cabeza y él recoge sus cosas para irse—. Cuídate el pie, ¿vale? —me dice antes de salir con la cabeza baja.

 

Todavía sorprendido por lo que acababa de pasar comienzo a quitarme la ropa y cojo mi toalla para ir a las duchas. Cuando estoy cerca escucho el agua correr y me percato de que hay alguien dentro. ¡Es verdad! ¡Aquel ruido! ¿Nos habrá escuchado? ¿Nos habrá visto? ¿Dirá algo? Pero ¿quién habrá sido? Comienzo a desquiciarme ante tanta incógnita en mi cabeza y decido afrontar a quien sea.

 

Entro a las duchas y me quedo petrificado. ¿De todas las personas existentes por qué había tenido que ser él? Parece que él también se queda helado al verme pero no tarda en reaccionar y terminar de ducharse rápidamente y taparse con su toalla.

 

¿Entonces ha sido Kai quién nos ha visto? ¿Habrá visto a Lay besarme? ¿Habrá escuchado todo? O… ¡¡¿y si piensa que estoy con Lay?!! Ni modo, tendré que preguntarle.

 

—Kai… espera… —digo cuando le veo con intención de salir.

 

—¡No tienes porqué explicarme nada! ¡¡¡Yo no he visto Na-A-DAAAH!!! —grita sorprendiéndome. Pero lo que no esperaba es que en ese mismo momento se resbalara. Intento agarrarle para ayudarle pero acabamos los dos en el suelo mojado. Mi barbilla duele y siento el frío suelo bajo esta. Abro los ojos lentamente y siento que ya puedo morir. A pocos centímetros de mi cara se encuentra el miembro de Kai. Puedo verlo con todo detalle y cómo a pesar de no estar despierto tiene un tamaño considerable.

 

Kai me saca de mi estupor gritándome algo y veo cómo sale corriendo dejándome allí tirado en el suelo. Lentamente me levanto. Mi cuerpo está muy dolorido y mi pie, el cual me torcí en una de mis innumerables caídas en la clase de baile, está hinchado y me duele horrores. A duras penas consigo ducharme rápidamente y salgo muy despacio apoyándome en las paredes. Así no llegaré a casa en años. Suspiro cansado. Tendré que llamar a Suho-hyung.

 

Con mucho esfuerzo consigo llegar a la entrada de la calle y ya está allí mi primo Suho. ¿De veras he tardado tanto?

 

—¿Qué te ha pasado? —pregunta Suho- Hyung preocupado a la vez que se acerca a mí. Toma mi bolsa y pasa mi brazo por sus hombros para ayudarme a caminar hasta el coche.

 

—Me he caído. Reiteradas veces —contesto con frustración.

 

—¿Ah sí? ¿Y se puede saber cómo? —pregunta cuando ya estamos acomodados en el coche y lo pone en marcha.

 

—En clase de baile. Oh y en las duchas también —contesto.

 

—¿Baile? ¿Te has metido a clases de baile? —pregunta atónito— ¿Es que acaso eres suicida? —dice teniendo en cuenta mi alto nivel de torpeza, el cual además es genético aunque yo me he llevado el gordo. Suho no es “tan” patoso como yo pero también tiene lo suyo— ¿Por eso estabas ahí? ¿No es dónde estudia Lay?

 

—¿Eh? Sí, Lay-hyung estudia aquí, es quien me ayudo a entrar. Somos buenos amigos —respondo. Aunque después de hoy dudo si podremos seguir como siempre— ¿Le conoces? —pregunto al darme cuenta de su reacción.

 

—Ahh, n-no, no realmente… —dice nervioso y poniéndose rojo como un tomate— Solo le he visto bailar. Eso es, le he visto bailar un par de veces —contesta como si se le acabara de ocurrir la mejor excusa de su vida. La cual no me trago. Para empezar, ¿dónde podría haberlo visto bailar si Suho no asistiría a una función de baile ni aunque le pagasen? ¿O puede que sí?

 

Prefiero dejarlo pasar, sobre todo porque se ha puesto nervioso y está conduciendo, lo cual es una mezcla poco recomendable. Además, quiero llegar a casa entero. Al menos lo que queda de mí teniendo en cuenta mi dañado pie y todo el cuerpo adolorido.

 

Al día siguiente voy a ver a un doctor y como supuse, tengo un esguince. ¡Adiós clases de baile! Aunque la verdad no pensaba volver, sobre todo con Kai allí para verme hacer el ridículo de nuevo. Ya tuvo suficiente espectáculo con una sola clase, pienso acurrucándome en mi cama, el lugar en el que pienso permanecer escondido durante las próximas semanas.

[KAI POV]

 

Si algo tenía seguro era lo extrañamente solo que quería estar. A los días siguientes de mi encuentro con D.O. en las duchas me sentía como enfermo. En realidad no lo estaba pero quizás estaba somatizando algo…

 

No lo sé pero el caso es que ya ha pasado una semana y sigo en casa. Mi madre está que trina y mi padre ni te cuento. Sigo metido en mi guarida de suaves sábanas y mullida almohada. Este es mi refugio donde me zambullo por completo, me conecto los auriculares y me olvido del mundo exterior. Un mundo donde D.O. me sigue a todas partes y me tiene atormentado con dudas absurdas. Maldito. Tan solo espero que esta pausa en las clases me sirva para volver a ser el de siempre y que no afecte seriamente a mis estudios. A ver si esta noche tengo un buen sueño.

Es una enorme bola de helado. Tan enorme que ni siquiera mi apetito y gusto por el té verde me permiten detenerme a devorarla. Tan solo puedo huir y huir hasta llegar a un edificio donde me escondo tras una segura puerta. Una vez cerrada cuando miró al interior se trata la clase de física. El profesor y los alumnos están listos. El primero acaba de repartir los  exámenes. Corro a sentarme y cuando miro mi examen no puedo evitar soltar una maldición en voz alta. El profesor grita mi nombre pero su voz suena diferente. Levanto el rostro y le miro extrañado. Mi cara cambia abismalmente al reconocer a otra persona. Allí donde se suponía que tenía que estar el viejo y calvo del profe está ahora D.O. que lleva sus mismas gafas y la misma ropa. Me mira y me sonríe malicioso. Me apunta con la tiza y sigue regañándome. Yo me reclino sobre mi asiento con expresión de terror viéndole venir y tiemblo cuando da un manotazo en mi pupitre.

 

—¡Ahora mismo vas a escribir tu nombre completo cien veces en la pizarra! ¡Así aprenderás modales! ¡¡Corre a hacerlo, sinvergüenza!! —me grita como si realmente fuera el profesor. Yo dentro de mi estupefacción no puedo evitar pensar que le quedan bien las gafas pero no he terminado de levantarme cuando él me empuja con violencia y empiezo a escribir o eso intento porque la tiza no quiere pintar. Bajo las miradas y oyendo risas, incluidas las del profe D.O., empiezo a gritar desesperado casi al borde de las lágrimas.

Me despierto sobresaltado. Sudando al límite. Aparto la colcha de la cama a toda velocidad y salgo disparado para el baño. Será mejor que me de prisa si no quiero llegar tarde a la clase de hoy. Ya sería la segunda semana que faltaría y creo que si no voy a clase algo malo, muy malo va a ocurrir así que me dispongo a salir echando leches en dirección al instituto.

 

Estoy de suerte, aún soy tan rápido que he llegado a la hora cuando el resto de mis compañeros se están sentando. Debo admitir que me noto cansado de repente de tantas prisas pero me dejo caer tranquilo en el asiento. Varios amigos me saludan y me preguntan preocupados que me ha pasado. Yo suelto una excusa fácil y todos se creen que he tenido un virus estomacal.

 

Llega el profe y parece que ya estamos todos. Muy bien Kai, vamos a llevar una vida normal. Esta parte de las clases es la menos difícil. Lo peor vendrá después con la clase de baile y D.O. dentro de ella… pero tú adelante Kai, ¡como un machote! ¡¡Fighting!!, me doy ánimos porque sé que nadie me los va a dar si supieran lo que me pasa.

 

* * *

 

Diría que estoy hecho un flan de las pocas fuerzas que siento en mis piernas cuando avanzo hacia la clase de baile pero esas fuerzas resurgen levemente cuando no veo a D.O. por ningún lado. Al principio sonrío. Tengo ventaja, ahora tengo más tiempo para mentalizarme y poder ignorarlo pero no va a poder ser. La clase ya ha empezado y D.O. no aparece. Quien sí que está es Lay. No pienso preguntarle. ¿Por qué debería hacerlo? ¿Acaso me preocupa D.O.? En absoluto. Nunca podría pasarme eso.

 

* * *

 

Mierda. Ya ha pasado una semana. No he visto a D.O. por ninguna parte. Incluso me quedé el otro día cerca del despacho del profesor en horario de tutorías, esperando que el torpe apareciese pero él no pasó por allí.

 

Otra clase de baile termina y mientras pienso en el pato mareado, me cambio de ropa tras la última clase de la semana. Es viernes y todos los chicos hablan de sus planes de salir, de quedar con sus novias, de que San Valentín se acerca, sobre futbol, música…

 

Lay pasa detrás de mí y nos miramos de reojo. Él parece avergonzado y rehúye mi mirada. Ahora la puerta de su taquilla nos separa. Me he quedado quieto mirando esa puerta, meditando mis opciones. No puedo creerme que vaya a hacerlo pero sí, mi cuerpo se mueve solo. Acabo de soltar mi toalla y me he puesto una camiseta nueva. Lay ya hizo lo mismo y cuando cierra la puerta de su taquilla se lleva un sobresalto al verme mirándolo fijamente, acusador, casi amenazador.

 

—¡Ay…! Joder…  qué susto… ¿qué-quieres algo? —pregunta inseguro. Intimidado.

 

—Eh… quería preguntarte… ¿sabes algo de D.O.? Tu amigo.

 

—Oh… él… no sé nada… —parecía estar mintiendo. Yo por mi parte me empezaba a sentir realmente molesto y por tal de no buscarme la ruina tras romperle el tabique nasal de un puñetazo, preferí darle la espalda y largarme de allí.

 

—¡Pero oye si quieres puedo darte su número… ! —alza la voz a lo lejos.

—¡No hace falta! ¡Somos vecinos! —grito enfadado dándole la espalda.

 

¿Qué hago yo ahora? ¿Qué hago ahora conmigo mismo? Ojalá alguien tuviera la respuesta porque sinceramente me siento perdido. Nada ha mejorado y ya ni tengo ganas de volver a casa. ¡Me voy por ahí!

 

* * *

 

Creía que la calle y el ambiente nocturno me animarían, pero no. Muchas parejas, familias, amigos, todos parecen tan felices, encajando perfectamente en fugaces instantáneas que hago con mis ojos.

 

Siento que el cansancio está pudiendo conmigo. Será mejor parar de andar y sentarme en algún sitio. He terminado en un bar. No suelo hacer esto, y sinceramente beber solo es muy deprimente pero al menos hay una tele encendida con las noticias puestas. Apenas la oigo ya. Llevo un buen rato bebiendo. Busco respuestas, no dejo de darle vueltas a lo mismo: ¿por qué cuando pienso en D.O. siempre me noto tan nervioso e impaciente? Es como una contradicción. No quiero tenerle cerca pero al mismo tiempo quiero verle.

 

Menudo asco de vida…

 

Sigo bebiendo y pierdo la cuenta. La última vez que miré mi reloj era de madrugada. Ahora ignoro qué hora será y tampoco sé si mis padres me habrán llamado. Total para lo que otras veces se preocupan. Mi padre trabaja transportando cosas y mi madre es costurera por lo que ambos suelen estar fuera mucho tiempo. Eso sí, cuando se enteraron de que falté a clase sí que empezaron a darme la típica brasa de ‘‘somos tus padres y tienes que hacernos caso’’. Supongo que están preocupados. Es normal y a la vez me hace sentir aún peor. Encima de mal estudiante, soy un mal hijo y encima,  homófobo.

 

¿Realmente lo soy?

 

Ya mi cabeza no sabe hacia dónde dirigir los pensamientos. Deambulo por mi barrio. Hace una noche muy tranquila y fresca. El cielo está despejado por lo que puedo ver perfectamente todas las estrellas. Ya he llegado a mi casa y sin apartar la mirada del cielo voy a abrir la puerta. Me está costando más de la cuenta. Maldita puerta que no quiere abrirse. Creo que la próxima vez que beba alcohol lo haré con alguien pero… ¿con quién será?

 

Buena pregunta.

[D.O. POV]

 

Arghh, llevo semanas encerrado en casa. La primera semana fui al instituto con regularidad a pesar de mi esguince. Al principio pensé que era genial porque así no tenía que volver a las malditas clases de baile, pero no pensé en lo que me costaría hacer el resto de cosas, empezado por ir al instituto, deambular de clase en clase y luego volver a casa. Simplemente esos pequeños actos eran una odisea para mí, así que ya ni pensar el hecho de salir de casa y hacer algo.

 

Al principio de la segunda semana estaba tan aburrido que deje de pensar en la lesión y salí por ahí con tan mala suerte de que en un momento que pise mal me caí en los escalones de un parque. Y aquí estoy ahora con una pierna escayolada sin poder ir al instituto y, por supuesto, nada de salidas. Mi madre se tomó unos días de descanso para poder ayudarme a cosas tan simples como ducharme. Eso sí que me dio vergüenza. ¡Ya no soy un niño! Por suerte ya ha tenido que volver a viajar y me ha dejado a mi aire, y a mi desgracia también… Ahora si me da sed en mitad de la noche soy yo quien tiene que ir a la cocina a por un vaso de agua. Intente aguantar pero simplemente la sed no me dejaba ya ni dormir así que no me quedo otra.

 

Vuelvo a mi habitación tras haberme bebido dos vasos enteros de agua. Estaba realmente sediento y lo peor es que luego me darán ganas de ir al baño y será otra batalla con este lastre que tengo por pierna. Todavía no he llegado a mi habitación cuando me detengo a escuchar, parece que hay un ruido. Me concentro y me doy cuenta de que viene de la puerta de la entrada. ¿Habrá vuelto alguno de mis padres? Pero… ¿qué hora es? Miro la hora en el móvil, que con suerte lo llevaba conmigo, y veo que ¡son las tres de la madrugada! El ruido persiste y  me dirijo lentamente hacia la puerta. Miro por la mirilla pero no veo nada. Abro un poco la puerta pero un peso cae sobre ella y se abre de golpe. Alguien había estado apoyado en ella y ese alguien es… ¡¿KAI?!

 

—¿KAI? —pregunto anonadado— ¡¿qué haces aquí?!

 

—Ohhh, miiiiraaa sssiiii ezzzz D.O.~ —dice arrastrando las palabras claramente borracho—. ¿Pooqueeé eztázzz ahiií? Tuuu debezzz eztarrrr ennn mii cabbezza… —dice desplomándose encima mío.

 

Apenas puedo sujetarle y gracias a Dios que tenía una pared al lado o me habría ido al suelo de culo. Todavía no me puedo creer que tenga a Kai entre mis brazos. ¿Qué hago ahora con él? Me pregunto cuando salgo de mi estupor. No le puedo llevar a su casa, eso está claro. Primero por mi pierna, no podría cargarle hasta su puerta y segundo, ¿qué pasaría si está alguien de su familia? Podría tener muchos problemas apareciendo en este estado en su casa. Aishh ¿qué hago?

 

Tras unos eternos segundo debatiéndome conmigo mismo y sintiendo mis brazos flaquear por el peso de Kai, decido que lo mejor es que pase aquí la noche. Menos mal que mis padres no están.

 

Con mucho esfuerzo, muchísimo para ser más exactos, consigo llevar a Kai hasta mi habitación y lo dejo caer en mi cama. En realidad le iba a dejar sobre esta con delicadeza pero a mi cuerpo no le quedan fuerzas ni para eso. Me dejo caer junto a él exhausto. ¡Como pesa, dios mío! Siento que acabo de mover una roca gigantesca. Con las pocas fuerzas que me quedan consigo acomodar un poco mejor su cuerpo y luego el mío y tapo a los dos con mi manta.

 

Nada más arroparnos siento su respiración en mi cuello, ¡¿cuándo se ha movido?! En un movimiento lento pero seguro me rodea con sus brazos. Me quedo petrificado bajo su contacto y con mis exagerados ojos grandes más que abiertos. ¡¿Qué hago ahora?!

 

—K-kai… —apenas consigo decir su nombre con un tartamudeo y voz ahogada— ¿q-qué haces?

 

—Shhhh… calla precioso —dice Kai silenciando mis labios con uno de sus dedos. ¡¿ME HA LLAMADO PRECIOSO?! Mi corazón se acelera y no soy capaz de decir palabra alguna. Tan solo permanezco muy quieto dejando que sus dedos perfilen mis labios. La poca claridad que entra desde la ventana me permite ver sus ojos entreabiertos mirando fijamente el trayecto de sus dedos sobre mis labios—. Esta vez ya no me voy a contener, ya no quiero luchar conmigo mismo, tú me has convertido en esto… —dice con voz susurrante y aproximándose peligrosamente— Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto…

 

Y la corta distancia entre nosotros dos desaparece en un fugaz instante. Kai me está besando. ¡OH DIOS MIO, KAI ME ESTÁ BESANDO!. ¡¿Eso quiere decir que le gusto?! Quiero corresponder el beso pero mi cuerpo no responde. Él insiste hasta que soy capaz de responderle aunque muy torpemente. Unos segundos después parece darse por satisfecho y se separa de mí dejándome con ganas de más.

 

—Lástima que sólo sea un sueño… —dice Kai antes de caer dormido.

 

¿Qué? ¿Qué acaba de pasar? ¿Qué significa todo esto? ¿Piensa que está soñando conmigo? ¿Ha soñado conmigo antes? ¿Lleva mucho tiempo queriendo qué, besarme? Así y con un millón de preguntas intento librarme de los brazos de Kai pero consigo el efecto contrario: Kai me abraza con más fuerza y pasa una de sus piernas por encima de mi cintura. Ahora sí que ya no me puedo mover más. ¿Pero por qué eso está dejando de importarme? La pierna me duele y todo mi cuerpo se siente cansado por el brutal esfuerzo de mover a este peso muerto que amenaza con quitarme el aliento. Siento su respiración acompasada. Comienza a pesarme los párpados. Me acomodo más en los cálidos brazos de Kai y me duermo con una ligera sonrisa cruzando mi cara. Mañana será hora de buscar respuestas, ahora sólo quiero dormir a su lado acompañado de este extraño sentimiento de felicidad que nunca pensé que pudiera hacerse realidad.

[KAI POV]

 

No pensé que el dolor de cabeza pudiera ser debido al alcohol. La verdad, creí que me había pasado un elefante por encima y luego el resto de animales de la jungla. Mis oídos zumban suavemente ahora y un dolor indescriptible se posa en mi frente a la vez que mi garganta se nota rasposa. Me remuevo entre las sábanas y entonces noto otro cuerpo a mi lado. Está desnudo y entonces, al notar su piel me doy cuenta de mi propia desnudez. Un relámpago alumbra la maleza de pensamientos que se tejen inconexos en mi recuerdo y ahí está: el flash del bar. Anoche bebí muchísimo, tanto que he acabado en la cama de… oh oh…

 

—¿Kai… ?

 

—¡AAAHHHHH! ¡NOOOO! Oh no… ¡D.O.! ¡¿Qué? ¿Cómo?! ¡¡¡Argghh!!! —me escurro hasta pegar la espalda a la pared aun agarrando las sábanas para taparme. Mi pulso es acelerado, mi respiración errática. D.O. me mira asustado pero seguro que no más que yo a él. Él no se mueve y a mí me falta tiempo.

—Tranquilo Kai estás en…

—¡Sí! ¡Vale! No digas más. Olvídalo, ¡olvídalo, ¿me oyes?! Esto no puede estar pasando… no… ¡no lo has hecho! ¡No lo hicimos! ¡No, no! ¡BUAAAH! —salgo escopetado de la cama sintiendo un sudor frío instalarse en mi nuca y espalda. Me tropiezo pero consigo no caerme de boca y cojo mi ropa. Me visto tan rápido como una liebre y de la misma forma escapo de lo que parece una pesadilla para mi cerebro. Dejo a D.O. con cara de póker. Ni siquiera ha intentado detenerme y por suerte no tengo que toparme con nadie de su familia o la mía.

 

Ya llegué a casa y mi madre ha dejado una nota sobre la mesa de la cocina.

 

‘’El almuerzo está en la nevera. Mamá’’

 

Es sábado y había reunión familiar. Lo olvidé. Debería haberlo recordado porque de esa manera, ahora yo estaría rodeado de niños pequeños, primos, tías y demás familiares que me harían poco caso pero que al menos me distraerían de pensar en D.O. y en lo que…

 

—No, eso no ha ocurrido… yo… no… me he… acostado con nadie… —me repito sintiendo un tic en el ojo mientras abro la nevera para refrescar mis pensamientos.

 

¡Dios! Si no hago algo no podré dejar de pensar en otra cosa. Cuando termine el almuerzo, me marcharé al gym. Sí, ejercicio, eso puede mejorar mi estado de ánimo.

 

* * *

 

Ya han pasado varias horas. Mientras corro en la máquina no dejo de pensar en D.O.. ¿Cómo ha podido pasar? Lo obvio es que no debería volver a tocar el alcohol en mi vida.  Lo que más temía que pasara al final ha pasado… La he cagado bien cagada y no sé qué estará pensando él ahora de mí… ¿Le gustaría que yo… ? ¡AH! ¡PARA AHÍ EL CARRO, KAI! Unicornios, mejor piensa en unicornios. Lindos unicornios llenos de pegatinas de corazoncitos, lindas crines rubias, alas de algodón y…

 

—¿Kai? ¿Eres tú? —una voz familiar me habla desde atrás. Miro el reflejo del espejo que recubre toda la pared, allí donde todos nos reflejamos y de repente veo a Lay a mi lado.

—¡¡Waaarrrh!! —grito asustado y con tan mala suerte de que me resbalo y termino rodando fuera de la máquina con mi culo en el frío suelo. Si hubiese querido llamar la atención del todo el local creo que podría haberme dado por satisfecho. Lay me ayuda a levantarme pero intento evitar cualquier tipo de contacto físico.

 

—Kai… ¿estás bien? Te noto muy…

—Sí, estoy perfectamente. Es solo que… me has pillado por sorpresa. No sé, últimamente soy fácil de sorprender. Ahora si me disculpas… —intento escabullirme. Cojo mi toalla y emprendo el camino hacia los vestuarios y duchas.

 

—Vale, pero… ¿tienes un momento? Necesito preguntarte algo…

—E-está bien… —noto a Lay muy preocupado. No parece el chico seguro y pretencioso de siempre. Algo le va igual de mal que a mí. Por esta vez seré bueno y le escucharé. Aunque la verdad, tengo cero ganas de oír problemas ajenos…

 

—Es sobre D.O. y…

 

VALE. Está visto que hoy no es mi día.

 

—NO-SI-GAS-POR-AHÍ —mi tono de voz es amenazante mientras le clavo la mirada. Lay retícula y me mira con ojos muy abiertos.

—Bueno, quería decir sobre un primo de D.O.…

—Mira, Lay, no tengo tiempo ni nada que pueda servirte de ayuda. No sé qué es pero no quiero saberlo, estoy cansado y quiero darme una ducha.

 

—¡ESPERA! —Lay me ha sujetado. Estoy apoyado contra la puerta de mi taquilla. Algunos chicos nos miran y Lay parece darse cuenta por lo que afloja su fuerza y su tono de voz se relaja— Kai… de no ser muy pero que muy importante no te pediría ayuda. Ya sé que nunca hemos sido los mejores compañeros de clase pero… D.O. no responde a mis llamadas y resulta que estoy solo. Sí, no hay nadie en quien realmente pueda confiar y ahora tú estás aquí y… te lo suplico, déjame que te cuente mi problema. Quizás no tienes ni si quiera que hacer nada pero necesito hablar con alguien, de verdad… —parece estar a punto de echarse a llorar. Siento las miradas de los otros y mi cabeza palpita furiosa. ¡¿De verdad tengo que ser yo el que ceda?!

 

—E-eh…  va-le… dime cuando quieres quedar… —susurro tras suspirar y mirarlo con ojos entrecerrados del cansancio. Lay se aleja un poco y sonríe agradecido.

—¿Esta noche te parece bien?

 

—¡…! —mis cejas se fruncen por sus prisas pero no tengo elección y tampoco otras opciones para rechazarle. Le digo que sí y entonces no tengo más remedio que prepararme mentalmente para la noche que me espera.

***

 

Hemos quedado en un bar irlandés. Yo insistí en que fuera una cafetería o un McDonald’s pero Lay quería que fuera aún más ruidoso y que así nadie intentara escucharnos. De solo recordar sus palabras me echo a temblar ¡¿qué puñetas va a contarme?!

 

Él ya está esperándome cuando llego. He salido tarde porque temía encontrarme a D.O. Escuché cierto ruido al lado de su puerta. Creo que su familia ha tenido visita. He intentado no ser visto y aunque me esperaba una reacción diferente por parte de mis padres estos al final me han dejado salir sin más.

 

Por fin sentados a una brillante y alta mesa de madera bien barnizada, Lay se pide una cerveza y yo me pido un refresco. No hay apenas variedad y el hombre me mira con mala cara cuando pido finalmente solo agua.

 

—Antes te dije que todo esto era por un primo de D.O.…

—Sí.

—Pues bien, ese primo de D.O. lo conocí hace tiempo en un club. Su nombre es Suho.

—Ajá.

—Eh… el caso es que al principio no sabía que se conocían y menos pude imaginarme que fueran familia. Una noche, yo había salido de marcha con algunos amigos y al final todos terminamos dispersos en la fiesta. Todos parecían haber encontrado una chica a la que echarle un buen polvo pero yo sin embargo me había quedado solo. No sé, sentía que no encajaba en todo aquel movimiento pese a que me gusta bailar y tal. Estaba a punto de irme y coger mi abrigo cuando entonces apareció Suho. Me saludó, empezamos a hablar y me invitó a una copa. Todo de repente pareció cambiar. Nuestras conversaciones eran divertidas, me olvidé de todo lo demás y cuando menos lo esperaba ya había vuelto a la pista de baile y estábamos bailando juntos y cantando esas estúpidas canciones que ahora están de moda y que solo te aprendes en los clubs.

 

—Hum —asentí escuchando muy atento. Lay bebió de su cerveza y probó los snacks que estaban recogidos dentro de un bol en mitad de la mesa.

 

—Mi mente ya volaba libre y sin preocupaciones, estaba embriagado por el alcohol pero no tan borracho como para ignorar las manos de Suho en mi cuello y espalda. Se había acercado mucho a mí y yo no se lo impedí. Mecidos al igual que el resto del tumulto de personas congregadas aquella noche, seguimos bailando cada vez más cerca hasta que nuestros rostros se tocaron y entonces yo diría que a la par, nos besamos. Fue una sensación increíble. Jamás había besado a alguien del mismo sexo y menos de esa manera. Suho me apartó de la zona de baile y terminamos en un rincón oscuro besándonos tan apasionadamente que nuestras ansias nos llevaron a otro sitio. Los servicios. Nuestros cuerpos gritaban desesperados que les diéramos más y yo no opuse resistencia. Me rendí a Suho y él también se entregó a mí. Aunque yo me sentía totalmente torpe por el alcohol y mi inexperiencia, con él todo parecía ser normal y hermoso. Lo disfruté y fue precisamente ese gran gozo lo que me asustó tanto al día siguiente. Aunque tenía su número decidí eliminarlo. No quería problemas porque pensé que había sido un error pero… ahora me siento como si el error fuera otro. ¡Yo mismo! No… no sé…

 

Lay había parado de hablar.  Yo durante todo aquel tiempo ni había bebido ni dicho nada. Sus palabras me habían impresionado y no solo por su contenido ¡sino porque también yo mismo me veía reflejado! Estaba perplejo y al mismo tiempo intrigado. Quizás era hora de que yo dijera algo pero ¿cómo alguien con mi forma de pensar podía ayudarle?

—Esto… no pienses así Lay yo creo que tú no eres el error, es más creo que puedo comprenderte muy bien porque…

—¡Ay dios! —Lay de repente palidece. Yo lo miro preocupado. Está mirando fijamente a algo o alguien a mis espaldas. Me giro y ¿cuál es mi peor sorpresa? Aunque al principio no sé quién es, la persona que acaba de entrar y que ha sorprendido a Lay es Suho pero lo mejor de todo es que detrás de él entra D.O. con esfuerzos luciendo una blanca pierna escayolada. Mi reacción es la siguiente: agarrar el largo menú de cervezas y ocultar mi rostro para no ser visto. Miro de reojo a Lay y veo que sonríe y alza la mano.

 

¡¿PERO QUÉ HACE?! ¡¿NO SE SUPONÍA QUE ESTABA HUYENDO DE SUHO?!

 

—¡Oh Lay qué sorpresa…! —la voz de D.O. suena tan dulce y encantadora como siempre. A su lado Suho saluda también aunque suena más cohibido. No tengo escapatoria. tendré que mostrar mi rostro y enfrentarme al peligro.

 

D.O. y Suho me miran sorprendidos y de repente el primero parece sonrojarse levemente.

 

¡NO TE SONROJES, MALDITO PATO TORPE! ¡UUGGGH!

 

Aunque intento sonreír amable y disculparme por no haberles visto, saludo pero en realidad estoy gritando interiormente.

 

Suho y D.O. se sientan a nuestra mesa y para mi mayor decepción, Suho nos invita a una primera ronda de cervezas. No puedo rechazar su generosidad. Tendré que beber rápido y marcharme lo antes posible.

[D.O. POV]

 

¡Oh dios mío, no me puedo creer que me esté pasando esto! Cuando Suho llegó a mi casa casi suplicándome de rodillas para que le acompañara a un bar porque le habían dado un chivatazo de que el chico que le gustaba tenía una cita esta noche en este lugar nunca me imaginé que ese chico del que tanto me hablaba Suho fuera mi mejor amigo Lay, el mismo chico que hace poco se me declaro e incluso me besó. Pero lo que menos me esperaba es que la cita de Lay fuese Kai y para colmo en cuanto le vi mi estúpida cara se sonrojo al recordarle sin apenas ropa la pasada noche.

 

Esto no puede ser más incómodo. Me limito a beber la cerveza que Suho prácticamente nos ha obligado a pedir y mirar para otro lado. No sé por qué pero no me atrevo ni a mirar a Kai quien se encuentra a mi lado.

 

¿Pero en serio es la cita de Lay? Entonces, ¿qué pasa con mi primo? Miro hacia ambos y me sorprendo de lo que veo. Se están mirando como si quisieran comerse ahí mismo, ¿es que no tienen pudor? No paran de reírse y decirse estupideces al oído. ¿En serio? No puedo evitar mirar hacia Kai. No parece molesto porque Lay esté así con Suho pero parece demasiado pensativo como si ni siquiera estuviera aquí. Ni siquiera ha abierto la boca desde que nos hemos sentado.

 

—Voy al servicio —anuncia Lay sobresaltándome para después salir disparado hacia el baño.

 

Le dedico una mirada interrogativa a mi primo el cual nervioso sólo se levanta.

 

—V-voy a por otra cerveza, ¿queréis algo? —pregunta a lo que Kai y yo negamos con la cabeza.

 

Un silencio profundo se vuelve a cernir sobre nuestra mesa. Con la mirada perdida me doy cuenta de un pequeño detalle: Suho no había terminado su cerveza ¿Por qué ha ido a por otra? Levanto un poco la cabeza buscando la barra con la mirada y es entonces cuando puedo confirmar que Suho no se ha ido a por ninguna cerveza. Es más, se fue en la misma dirección que Lay: hacia los baños.

 

¿EN SERIO, SUHO? ¿ME ARRASTRAS AQUÍ Y ME DEJAS TIRADO PARA IRTE A FOLLAR CON MI MEJOR AMIGO?

 

Suelto un suspiro resignándome. Tampoco puedo hacer nada, encima está Kai… Después de la forma en la que se fue esta mañana, dudo que siquiera quiera hablarme.

 

Veinte minutos han pasado y con dos cervezas más en el cuerpo empiezo a pensar que en realidad ese par no va a volver.

 

—Esto… yo me voy ya —le digo a Kai quien parece despertar del mundo de yupi.

 

—¿Qué? ¿No vas a esperar a tu primo y a Lay? —dice un poco embobado.

 

—Créeme, esos dos no volverán. Deben de estar muy ocupados en el servicio si no es que se han buscado un sitio mejor ­—digo sorprendiéndole. Al parecer es cierto que no se había dado cuenta de ese pequeño detalle—. Mira, siento que tu cita con Lay haya terminado así, pero no tiene el caso esperar. Yo mejor me voy ya —continuo, intentando bajar de esa endemoniada banqueta, pero como no, mi torpeza y mi pierna escayolada no ponen nada de su parte y acabo tropezando. Ya me veía de bruces en el suelo cuando de pronto siento unos brazos rodearme.

 

—Eh, eh, eh, deberías tener más cuidado — dice Kai quien resultó ser el dueño de ese par de brazos fuertes y morenos que todavía rodean mi cintura. Siento toda la sangre agolparse en mi cara y comienzo a sentirme un poco mareado. Seguramente sean las cervezas pero eso no quita el hecho de que mi cara esté más roja que un tomate. Kai retira lentamente sus brazos, espero que no se haya dado cuenta— No puedes irte tú solo así, te acompañaré…

 

—¿Qué? N-no es necesario —digo alejándome un poco y volviendo a tropezar.

 

—Yo creo que sí. Además, somos vecinos, el camino es el mismo.

 

Al final debo darle la razón y aceptar. Él me pasa mis muletas y me ayuda a salir del bar. Comenzamos a caminar muy lentamente por mi causa, ninguno tenemos coche y aunque tuviese tampoco podría conducirlo en este estado. Simplemente caminamos en completo silencio pero Kai ralentiza su paso a mi ritmo y puedo sentir su mirada fija en mí cuidando de mis pasos torpes.

 

¿Por qué?  Esta mañana ni quería verme y ahora, ¿se preocupa por mí?

 

—Por cierto, no estaba en una cita con Lay —dice Kai repentinamente sacándome de mis pensamientos

 

—¿Eh?

 

—Antes dijiste algo de que estaba en una cita con Lay, pero no lo estaba —vuelve a decir mirándome fijamente. Ahora sí recuerdo esa pequeña conversión antes de salir del bar.

 

—Entonces, ¿qué hacíais allí juntos?

 

—Lay necesitaba a alguien con quien desahogarse y me pilló de improvisto… Sólo eso.

 

—¿Lay tiene algún problema? —pregunto ahora preocupado por mi amigo. ¿Por qué no me ha dicho nada a mí?

 

—Ya parece que no. Tan solo me hablo de Suho y ahora mismo parece que están muy bien ambos, ¿no? —dice volviendo a sumirse en sus pensamientos y caminando un par de pasos por delante de mí. Mi reacción tardía me hace asentir al aire y seguirle en silencio volviendo yo también a mis turbios pensamientos.

Así, sin decir palabra alguna y con unos pocos pasos de distancia entre nosotros, llegamos a mi casa. Kai me hace una seña de despedida con la cabeza y pone rumbo a su puerta. No sé si es producto del alcohol o simplemente de todo el lío que hay dentro de mi cabeza, al cual le he podido dar unas cuantas vueltas en nuestro silencioso regreso a casa… el caso es que no quiero separarme de su lado tan pronto y quizás me arrepienta de lo que voy a decir pero las palabras escapan de mi boca antes de que la razón pueda controlarlas.

—Kai —le llamo. Él se para y da media vuelta para mirarme—, ¿tienes hambre?

Sí, lo sé. Soy penoso y apesto pero de verdad que fue lo único que pasó por mi cabeza para retenerlo a mi lado, lo cual parece que da resultado. Kai asiente vagamente con la cabeza y vuelve hacia mi puerta mientras yo saco las llaves y la abro.

Con la casa a oscuras nos dirigimos al salón y enciendo la luz. Dejo la chaqueta en una silla y le indico a Kai que puede hacer lo mismo y luego sentarse en el sofa. La verdad no tenía nada planeado, ni siquiera algo de comida en la nevera para poder improvisar algo.

—Esto… —murmuro dubitativo— qué… ¿qué te apetece comer? La verdad es que no tengo nada así que tendremos que pedir algo. I-iré a por los panfletos… —tartamudeo finalmente dándome la vuelta para ir a la cocina a por los dichosos folletos. Pero como es habitual en mí, ninguna pieza del mobiliario parece estar de mi parte y termino chocando con la esquina del sofá soltando un graznido de dolor.

—Espera… —dice Kai ya a mi lado. ¿Cuándo se ha levantado del sofá? ¿Cómo ha sido que estoy prácticamente en sus brazos? Tan nervioso y distraído estaba con el golpe que ni siquiera he visto cuando ha venido a auxiliarme— ¿Dónde están los folletos de comida? —me pregunta a lo cual yo solo soy capaz de mirar sus perfectas facciones al estar tan cerca de mí y de murmura un apenas audible “cocina”— Yo iré a por ellos, quédate aquí —dice finalmente mientras me ayuda a sentarme en el sofá y posa mi pie sobre un cojín en alto antes de desaparecer por el marco de la puerta.

No pasa ni un minuto cuando ya ha vuelto con sus manos llenas de propaganda y una sonrisa loca en su cara. Pero a quién quiero engañar, si no estuviera ya enamorado de este fenómeno me habría enamorado con esa sonrisa.

—Tienes uno de mi sitio favorito. Pidamos pollo, ¡por favooor…! —dice poniéndome ¿ojitos? ¿En serio?

—Eh… ¿vale? —repondo casi sin saber que decir. Esta es una faceta completamente nueva y es que parece que Kai se a vuelto otra persona, una totalmente infantil a la que solo le falta dar saltitos de alegría mientras coge su teléfono y llama al lugar para pedir ¡¿UNA DESORBITADA ORDEN DE POLLO FRITO?!

—Kai, ¿no crees que es mucho pollo para solo los dos?— pregunto incrédulo cuando termina la llamada.

—¡¿Qué?! Pero si solo he pedido un pollo para cada uno… —suelta como si fuera la cosa más normal del mundo—  y eso que es menos de lo que suelo comer normalmente. Pensé que como es tan tarde no sería bueno comer demasiado —añade. Tan solo por su cara de niño hablando de su juguete favorito me abstengo de hacer algún comentario ofensivo.

Se excusa un momento para ir al servicio mientras me quedo tirado en el sillón intentando asimilar las últimas 24 horas del día. Esta mañana huye de mi cama, luego aparece en una cita con mi mejor amigo, bueno eso no era realmente una cita y él se encargó de hacermelo saber cuando ni siquiera le pregunté… Esta mañana me odiaba y repudiaba, luego me ignora y después se muestra amable y caballeroso además de sacar a la luz su faceta infantil como si nos llevaramos bien… Pero en realidad ¿nos llevamos bien? Eso espero…

 

Tanto tiempo he estado divagando en mis pensamientos que el sonido del timbre me sobresalta abruptamente.

—Voyyyyy —escucho un grito de Kai desde el pasillo.

Dos minutos después vuelve a aparecer por la puerta con una gran caja de pollo frito entre sus manos y su estúpida pero resplandeciente sonrisa en su rostro.

Con pocas palabras servimos todo en la pequeña mesa frente al sofá y comenzamos a comer con una película tonta en la televisión. Kai no para de reír y de pronto parece como si siempre hubiéramos sido así, como si fuéramos amigos de toda la vida. Hablamos, nos reímos, hacemos comentarios tontos sobre la película…

—¡Madre mía! —exclamo atónito al ver que ya no queda ni un pedacito de pollo y eso que yo no he comido ni una cuarta parte por no decir ni una octava— Dime kai, ¿cuál es tu comida favorita?

—El pollo, qué creías —dice riéndose. Como me lo suponía, pienso para mí mismo con una pequeña sonrisa.

Seguimos hablando de cosas sin sentido mientras nos quedamos recostados en el sofá el uno al lado del otro. Todo es muy agradable pero hay un tema que quiero resolver y quizás sea mejor ahora que el ánimo parece tan bueno.

—Kai… sobre esta mañana…

 

—No. No digas nada —dice interrumpiéndome y cambiando su semblante a uno completamente serio y posiblemente hasta enfadado. Mi cuerpo tan solo responde con un sonido nervioso de mi garganta tragando saliva— Sé que hice mal y no tengo perdón. Ni siquiera recuerdo cómo llegué hasta aquí y mucho mucho menos de… ¿Por qué no me paraste, D.O.? —exclama exaltado. Solo lo miro confuso sin saber qué es lo que estuvo tan mal— ¿O…? ¡Oh, por Dios, ¿no me digas que abuse de tí?! —vuelve a exclamar antes de volverse medio loco y enterrar su cara en sus manos mientras se tira fuertemente de algunos mechones del pelo y murmura algunas palabras como “débil”, “pierna escayolada”, “monstruo” …

—¿Qué? —exclamo cuando caigo en la cuenta de lo que su chiflada mente esta pensando— No, no, no— vuelvo a exclamar tirando de su brazo para volver a mirarle a la cara— No pasó nada entre tú y yo… —comienzo a explicarle— solo te confundiste de puerta, no parabas de aporrear la mía pensando que era la tuya. Estabas tan borracho que te desplomaste encima mía y yo… yo no tenía fuerza suficiente para llevarte hasta tu casa. Además ¿qué iba a pensar tu familia? Así que te lleve a mi habitación y… Sobre lo de la ropa. Sinceramente no tengo ni idea de que paso. Cuando me acosté estabas completamente vestido, lo juro. Debiste de quitártela dormido… —continuo explicando obviamente omitiendo el detalle del beso y de que sí me enteré cuando medio dormido comenzó a quitarse sus ropas diciendo que tenía calor y luego otorgándome otro beso bien profundo… ¿Qué pensaría si lo supiera?

—No, no, no —dice negando efusivamente con la cabeza y casi con su cuerpo entero de forma desesperada—  ¡Recuerdo claramente que te besé!

—¡¿Qué?! Pero si has dicho que no recordabas nada —le contesto y ahora los dos nos sumimos en un silencio incómodo.

—¿Por qué no lo has dicho, D.O.? ¿Por qué no has dicho que te besé? —pregunta Kai pausadamente.

Paralizado en mi sitio hundido en el sofá y con la cara claramente sonrojada me digo a mí mismo que no hay marcha atrás, que si hay un momento es este.

—Porque me gustó. Puedes odiarme si quieres, entenderé que vuelvas a actuar como esta mañana y salgas de aquí corriendo… Pero a pesar de eso, la verdad es que me gustas, Kai —suelto sin desviar mi mirada en ninguno momento de sus hermosos ojos negros los cuales me miran tan intensamente que me dan ganas de cerrar los míos y hundirme completamente en el sillón. Siempre puedo atribuir esta locura momentánea al alcohol, ¿no?

 

 

[KAI POV]

Las palabras de D.O. resonaron en mi cabeza durante lo que pareció una eternidad hasta que después de un chispazo en mi cerebro, todo cambió. En cuestión de segundos ya estaba encima de él apresando sus labios con ímpetu pero también con delicadeza, muy suavemente. Tengo miedo de mirar pero necesito ver su rostro, así que abro los ojos lentamente, veo que sus párpados están cerrados y totalmente relajados. Es hora de que yo también me relaje ya que hace muchísimo tiempo que buscaba este contacto y esta noche al final ha sucedido. Cierro los ojos con seguridad y total confianza. No soy bueno con las palabras. Sólo se bailar, hacer el estúpido y… también sé besar. Así que dejaré que este beso hable por mi, que diga lo que yo siento hacia D.O.

 

Ha bastado una noche, una conversación y una cena para que mis miedos se evaporen o eso creo al menos. Continúo el beso y D.O. me corresponde con torpeza. Apenas noto el movimiento pero está ahí, suspira, alza una mano y toca mi hombro. Es un mínimo roce pero eso me hace querer más. Yo también alzo mis manos y cojo su rostro. Sigo sin entender de dónde proviene toda esta delicadeza pero debe ser lo que D.O. me inspira: un amor muy distinto a cualquiera que haya experimentado anteriormente. Seguimos besándonos, sus labios son perfectos, tan carnosos y suaves que no quiero soltarlos, solo besarlos eternamente si fuera posible. Son como el agua cuando uno está sediento pero, no quiero emborracharme con ellos tan rápido, prefiero ir lento y disfrutarlos muy despacio. Sin embargo, la lengua de D.O. me sorprende irrumpiendo en mi boca. No me lo esperaba y me gusta. Me vuelve loco que haga eso. Es el aliciente perfecto para que yo…

—¡Ay! —se queja D.O cuando yo, impaciente, me echo un poco más encima y apoyo la mano en su escayola.

—Ups… perdón, yo… oh… lo cierto… eh… D.O., quizás estarías más cómodo en tu cuarto ¿Quieres que te ayude?

—¿Qué hora es? —pregunta con voz grave y somnolienta.

—Casi las tres…

—Bueno, vamos entonces —susurra D.O. con cansancio. Le ayudo a incorporarse y juntos avanzamos por el pasillo hasta que nos quedamos frente a su habitación abierta.

—Es muy tarde… quizás debería irme, tus padres pueden llegar de un momento a otro —afirmo aunque en el fondo no quiero que esta noche termine.

—No creo que sea buena idea… como has dicho, es muy tarde y si te vas a casa a estas horas, podría aparecer un asesino o un violador o quizás un vampiro —me responde muy serio y convencido.

—Creo que has visto demasiadas películas de miedo D.O. jeje —comienzo a reírme sin poder evitar sentir ternura al mismo tiempo. Es como un niño pequeño que intenta hablar como un adulto.

—No, es en serio. Pero bueno, si quieres arriesgarte, allá tú, yo… en verdad prefiero que te quedes. Por mis padres no debes preocuparte, ellos suelen llegar por la mañana, duermen un par de horas y luego vuelta a salir. Paso mucho tiempo solo.

—Vaya… no lo sabía. Yo, en verdad también tengo el mismo problema.

—Pues entonces ayúdame a tumbarme en la cama.

—¿Tanto confías en mí D.O.? ¿O es la cerveza la que habla?

—Seguramente sea lo segundo, pero aún sigo dudando… Cuándo me dejes en mi cama… ¿qué vas a hacer conmigo?

—Haré lo que tú quieras. No soy tan pervertido…—sonrío malicioso.

—Cualquiera lo diría después de oír tantos ruidos obscenos durante tantos fines de semanas con chicas diferentes…

Mi sonrisa se borra instantáneamente. Creo que me estoy sonrojando. D.O. me mira y parece aguantarse la risa. Tal noticia me pilla por sorpresa. No sabía que la pared de mi habitación justo daba contra la suya y tampoco creí que pudiera estar tan hueca para que todo se colase tan fácilmente… Madre mía… menudo palo…

—Tranquilo, creo que de todos los vecinos es solo a mí a quien has incordiado… —afirma D.O. que ya está sentado. Nos hemos quedado callados y mientras, le ayudo para que pueda tumbarse en la cama. Me quedo entonces de pie, mirándolo sin saber qué más hacer. Me tumbaría también pero hay poco espacio y además me siento bastante raro, por no decir incómodo. ¡Qué vergüenza dios, no puedo dejar de pensar en lo que me ha dicho!

—Si vas a quedarte a dormir puedes coger algún pijama de los que hay en ese cajón…  Ese vaquero que llevas se ve demasiado ceñido —me dice señalándome justo donde está mi entrepierna.

Acto seguido miro mis pantalones y sonrío.

—No sabía que fueras tan observador bribón… —estoy intentando recobrar cierta fuerza y confianza en mí mismo aunque como siempre D.O. parece tener un as guardado en la manga.

—Je, sé hacer más cosas que solo mirar… eh, no lo digo en serio…ejem—de repente deja las bromas y se vuelve un poco serio. ¿Está avergonzado?— no imagines cosas raras… que nos conocemos.

¿Ahora no quieres hablar del tema? ¡Ja, vas listo! ¡Voy a sonsacarte todos tus secretos!

—¿Como qué, como qué…? ¡Anda, cuenta, tengo curiosidad! —ya me he sentado. Sonrío divertido y lo zarandeo de la camiseta para parecer más insistente. D.O. se ríe. Me encanta su sonrisa, es tan dulce como un cupcake.

—Vale, te contaré algunos pero tú también debes hacer algo… ¿Qué estás dispuesto a hacer?

—Mmmm si quieres me desnudo. Un secreto por prenda.

—Vale, me parece bien… pero, eh… antes trae algunas cervezas del frigo…

—¡Jajaja, que empiece el juego!

La de cosas que se pueden aprender de D.O. a cambio de desnudarme. Si en total llevaba pantalones, camisa, calzoncillos, calcetines y zapatillas… pues conseguí cinco de sus secretos. Eso sí, inolvidables jeje.

—Ahora entiendo por qué tus manos son tan suaves… —digo mientras acaricio la mano de D.O. que tengo sobre mi muslo donde mis manos juegan con sus dedos. D.O. está muy sonrojado. ¿Posiblemente porque ya nos hemos terminado las cervezas o porque está muy cerca de mi…?

 

—Bueno, tú al menos te tirabas a todas esas tías… yo he tenido que apañarmelas siempre solo así que, algo bueno tenía que tener hacerme tantas pajas jeje —se ríe mordiéndose el labio inferior mientras esquiva mi mirada. Yo por toda reacción me río pero más bien de tristeza.

—Jaja no te creas que yo me lo he pasado mejor que tú… La verdad que todo era muy rápido. No sé qué tal lo pasaban ellas pero yo nunca me he sentido satisfecho.

—¿No? ¿Por qué? —D.O. me mira con intensidad.

—Pues porque había algo que… bueno, alguien, y con alguien quiero decir tú… Al principio todo surgía con cierta normalidad pero a mitad, mi mente imaginaba que lo hacía contigo y eso al mismo tiempo me frustraba más…

—JAJAJA… pues más de una vez que te oía, al final tenía que cascármela… de lo contrario… bueno, quiero decir que yo también pensaba en ti… y eso… —D.O. se queda callado. Su voz se ha debilitado como si le faltase saliva. Él sigue vestido y sonrío ya que se me ha ocurrido una idea.

—Ahora me gustaría que por cada secreto que te he contado te quedaras desnudo tú también…

—No… si-si el juego ya ha acabado, eras sólo tú que… yo… ¡Tú ya me has visto desnudo…!

—Anda ya, eso da igual. Vamos… ya te he contado mis secretos y mira cómo me he quedado ¡como mi madre me trajo al mundo! Así que tú haz lo mismo, ahora.

—Estoy malito… mi pierna —se queja D.O. haciendo pucheros como un niño pequeño enfurruñado.

—Bueno, pues entonces te ayudaré… —mi voz suena aterciopelada, me inclino sobre él y clavo mis manos a ambos lados de su cuerpo sobre el colchón. D.O. contiene la respiración y nos miramos de cerca.

—Bueno, ¿y bien? Di algo ya… —ordena con inseguridad.

—Ya he dicho algunas cosas… —sonrío complacido— Por ejemplo te he contado lo de las chicas… —mientras hablo empiezo a abrir su blusa y dejo al descubierto su pecho. Me deshago de esa ropa— También te he contado lo de mis padres, luego que el pollo es mi plato favorito… —no me detengo ante nada, estoy haciendo trampas lo sé, pero D.O. no opone resistencia mientras le bajo los pantalones y con ellos los calzoncillos. Ya he conseguido sacarlos pasando su escayola con sumo cuidado y estoy a punto de colocarme encima de él cuando sus labios se abren y alzan la voz.

—¡KAI! ¡SOY VIRGEN! ¡Quiero decir, no lo he hecho nunca antes con nadie! y-y… ¡MI PIERNA! Por favor, ten cuidado… —gime lastimero antes de que le bese. Ya estoy sobre él pero con mucho tiento controlo donde pongo mi peso. Le beso lentamente pero entonces caigo en la cuenta de que es también mi primera vez con un hombre…

—D.O.… yo tampoco sé qué hacer… la verdad que ando algo perdido jeje… —sonrío con vergüenza. D.O. se ríe más tranquilo y entonces, pasa sus manos a mi pecho y empieza a masajearlo.

—Bueno, como ya sabes, yo ya estoy algo más documentado que tú así que… —se refiere sin duda a ese secreto sobre la pornografía y aquella visita que una vez hizo a un sex-shop— no te preocupes, yo te puedo guiar…

Ante tal propuesta me siento alagado y hago acopio de fuerza para contenerme de no lanzarme como un animal a lamer y devorar. D.O. me señala con timidez sus pezones y yo obedezco. Chupo con cuidado y el gime gustoso y controlado. Sus manos están en mi espalda, me acarician y me provocan suaves cosquillas con las yemas de sus dedos. Beso su estómago y entonces me siento. D.O. se ha incorporado para hacer lo mismo. Me besa en el cuello y sus manos llegan a mis pezones. Sufro escalofríos y me tenso. Lo abrazo y acaricio. Me abandono al placer de su piel y por primera vez me escucho a mí mismo gemir. Es extraño pero no puedo parar de disfrutarlo. Nos besamos en los labios y D.O. apresa con una mano mi miembro mientras con otra agarra uno de mis cachetes y lo aprieta con cuidado. Gimo aún con más intensidad debido a que intensifica la magnitud de sus atenciones.

—Si sigues así, D.O.… me voy a correr rápido te lo advierto… ah… —confieso con el rostro en el hueco de su cuello. Oigo que se ríe suavemente y para de hacer esas deliciosas cosas con sus dedos.

—No quiero que te vayas tan pronto… quiero mantenerte más tiempo así… Ayúdame tú ahora… —me pide con dulzura. Nos besamos y empiezo a masturbarle pero no me resulta fácil.

—Esto… es diferente a cuando yo me lo hago a mí mismo…

—Tranquilo…

D.O. es muy paciente. Más que yo, seguro. Lo acaricio con cuidado y cada vez con mayor destreza. El vuelve a hacerlo y otras veces solo masajea mi trasero y tira de él arrancándome quejidos. Los besos parecen no tener fin, solo cuando me siento a punto de estallar, lo beso con pasión, demostrando todo lo que sé hacer, inventando lo que nunca he hecho con la lengua y D.O. suspira gustoso. Su voz y sus manos provocan mi orgasmo. Quedo de rodillas, D.O. está postrado y sigue moviendo su mano llenando su pecho con mi semen. Yo aprieto el ritmo de mi mano que había quedado rezagada y D.O. al poco rato también termina soltando resoplidos de éxtasis. Me tumbo sobre él y me abraza. Yo busco sus labios y me relamo en su dulce sabor.

Ya más tranquilos, aún desnudos y recostados bajo la misma sábana, hablamos un poco antes de caer presa del sueño.

—Nunca había experimentado un orgasmo con tanta intensidad… Es increíble… —suspiro fascinado mirando al techo. D.O. me abraza y me besa en el cuello.

—¿Eso quiere decir que te ha gustado?

—Por supuesto, pero lo que más me gusta eres tú D.O.… perdona que no fuera suficiente valiente para decírtelo. Creo que te he causado muchos problemas.

—Bah, descuida… lo importante es que ahora estás aquí y que no vas a escaparte otra vez… Porque no vas a escaparte otra vez, ¿no?

—Mmmmm, no —sonrío resplandeciente. D.O. me da un fugaz beso en los labios y nos permitimos dormir abrazados el uno junto al otro aunque ya esté amaneciendo y solo nos queden unas pocas horas antes de que sus padres lleguen del trabajo.

[D.O. POV]

Un mes después…

Al fin me han quitado la dichosa escayola. Ya era hora, cada vez que parecía que iba a mejorar acababa haciendo alguna torpeza que alargaba el tiempo de esa cosa blanca y dura como una pared.

Mi madre se escapó del trabajo para poder acompañarme y ahora me lleva de vuelta a casa. Nada más bajar del coche se despide rápidamente y acelera rumbo a su trabajo. Seguro que esta noche también vuelven tarde.

Subo en ascensor y camino hacia mi puerta disfrutando al fin del movimiento libre de mis pies. Allí, recostado en mi puerta y con una pose muy sexy, está Kai, mi novio. Después de aquella primera noche formalizamos nuestra relación, ambos pensamos que ya habíamos hecho suficiente el tonto como para andar con más tonterías.

Me acerco a él que se separa de la puerta mientras me dirige una de esas sonrisas que a poco están para mandarme de vuelta al hospital. Él se agacha un poco y yo estiro mi cuello hasta llegar a esos carnosos labios que me vuelven loco.

Entramos en casa y vamos directamente a mi habitación. Hoy es día de celebrar, un mes juntos y primera noche sin la inoportuna escayola. Hemos estado juntos todos los días desde aquella vez pero en ninguno de ellos hemos dado el siguiente paso en nuestra relación. Citas a cualquier lado, estancias en casa, besos de todo tipo, caricias sobre la ropa y sin ropa, intensos orgamos… Pero todavía no había sentido a Kai en todo su esplendor, y esta noche pienso lograrlo…

Entre besos ardientes tiro a Kai sobre mi cama.

—Jaja alguien está salvaje hoy —ríe Kai. Se apoya sobre sus codos con una sonrisa provocadora en su rostro.

—Bueno, al fin soy libre de hacer cuanto desee —digo acercándome lentamente mientras desabrocho mi camisa.

—Y… ¿qué es lo que deseas? —dice Kai con voz ronca, jugando, porque obviamente él ya conoce la respuesta.

—A ti —contesto—. Hoy quiero ser completamente tuyo y que me llenes como nunca nadie lo ha hecho antes —finalizo subiendo a gatas sobre él hasta alcanzar sus labios.

—Tus deseos son órdenes entonces —dice entre el beso antes de tomarme por la cintura y cambiar fugazmente de posición, quedando ahora él encima de mí.

Besos suaves, salvajes, con pasión, con amor, con dulzura… Manos recorriendo cada rincón de piel necesitada. Nuestras prendas perdidas hace tiempo en los rincones de mi habitación… Nuestros cuerpos uniéndose en uno, amándose, reclamándose, adorándose y llegando a un placer sin igual.

Sudorosos y sin aliento terminamos dormidos entre las enredadas sábanas de mi cama hasta que…

—¡¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO, DO KYUNGSOO?!! —escucho la voz alarmada de mi madre justo parada en la puerta de mi habitación junto a mi padre.

Ups, me parece que ni siquiera la cerré…

 

FIN

 

 

 

Tags: , , , , , ,

3 responses to “Al otro lado de la pared (KAISOO)

  1. Vivian Park

    21/11/2014 at 23:08

    Dios por favor hazle segunda parte
    por sierto buen fanfic buenicimo

     
  2. Yuu-chan

    05/06/2015 at 21:53

    ¿Quien me apoya con una segunda parte?

     
  3. Katherine Montoya

    30/05/2016 at 19:57

    Muy bueno!! XD gracias!

     

¡Dinos qué te ha parecido!